Por tanto, al iniciar este proyecto, estaba muy claro que el punto de partida sería la identidad. Una empresa tiene una imagen de marca muy clara y evidente. Los colores corporativos son el hilo conductor de esta reforma y guían a los trabajadores y a las personas que visitan el edificio en su recorrido por los diferentes espacios.
El acceso al edificio, tanto a nivel peatonal como de vehículos, genera un gran impacto. Nada más abrir las puertas, el espacio se presenta como un gran contraste entre los colores azul y blanco, presentes en el logo de la empresa, que nos guían a través de los distintos recorridos.
Este efecto sorpresa al entrar en un edificio es esencial para ofrecer una lectura rápida de quién habita el espacio. En este caso, se trata de una empresa constructora que tiene —y busca— su relevancia, demuestra sus habilidades en las técnicas utilizadas y cuida la creación de espacios funcionales y de calidad para sus usuarios.
